Del griego Homeo (semejante), patía (enfermedad), alos (diferente). Mientras la Homeopatía actúa a favor de los síntomas optimizando las capacidades propias del organismo y estimulando la reacción curativas con medicamentos que proceden según el principio de Similitud, la alopatía se opone a estos síntomas mediante la acción de medicinas que obran según el principio de los Contrarios. La homeopatía maneja el concepto de enfermedad global y considera al individuo como un todo siguiendo el pensamiento de Platón: “No se puede curar las partes sin haber curado el todo”. Por su parte, la alopatía maneja, generalmente, el concepto de enfermedad local y ve el cuerpo como un conjunto de partes no siempre relacionadas entre sí.
Para la alopatía, el síntoma es el objetivo y los agentes externos (microbios, bacterias…) son los causantes de la enfermedad y deben desaparecer. Para la homeopatía, el síntoma no es más que la expresión del cuerpo y este es el terreno donde se desarrollan las enfermedades.
¿Qué ofrece la homeopatía que difiere de la alopatía?
- No introduce sustancias que dañen o intoxiquen al cuerpo.
- Es un sistema curativo y no paliativo; pues se dirige a la raíz del problema y no únicamente a las ramas del mismo.
- Su acción va más allá de la estructura orgánica funcional, pues alcanza esferas muy sutiles como la mental y emocional, otorgando un equilibrio integral.
- Resalta la individualidad; por tanto, aunque 3 personas presenten un cuadro sintomático similar, el tratamiento a cada una será único e individual.
- Puede recibir medicación alguien que aparentemente no tenga padecimiento alguno, siendo de carácter preventivo y sumando siempre al estado de bienestar de la persona.
- Como medicina trascendental, ofrece la oportunidad de que el bienestar logrado en ti pueda impregnar e impactar tus generaciones venideras.