Para la alopatía, el síntoma es el objetivo y  los agentes externos (microbios, bacterias…) son los causantes de la enfermedad y deben desaparecer. Para la homeopatía, el síntoma no es más que la expresión del cuerpo y este es el terreno donde se desarrollan las enfermedades. 

¿Qué ofrece la homeopatía que difiere de la alopatía?

• No introduce sustancias que dañen o intoxiquen al cuerpo. 
• Es un sistema curativo y no paliativo; pues se dirige a la raíz del problema y no únicamente a las ramas del mismo.
• Su acción va más allá de la estructura orgánica funcional, pues alcanza esferas muy sutiles como la mental y emocional, otorgando un equilibrio integral.
• Resalta la individualidad; por tanto, aunque 3 personas presenten un cuadro sintomático similar, el tratamiento a cada una será único e individual.
• Puede recibir medicación alguien que aparentemente no tenga padecimiento alguno, siendo de carácter preventivo y sumando siempre al estado de bienestar de la persona.
• Como medicina trascendental, ofrece la oportunidad de que el bienestar logrado en ti pueda impregnar e impactar tus generaciones venideras.

La ley de Similitud es el principio más importante de la homeopatía. Afirma que lo semejante se cura con lo semejante. Esto quiere decir que toda sustancia capaz de producir unos síntomas determinados en el individuo sano, también es capaz de curarlos en el enfermo que los presenta. Por tanto, en homeopatía, para estimular la capacidad curativa natural del propio cuerpo debemos hallar el/los medicamentos que producen síntomas similares a lo que queremos tratar. El objetivo es promover una reacción de nuestro organismo que le devuelva la salud. 

Tomemos como ejemplo algo tan cotidiano como una salpicadura de aceite hirviendo mientras cocinamos. Sabemos que, si ponemos la zona quemada en agua fría, el dolor disminuye en un primer momento, para aumentar después con la aparición cotidiana de ampollas. ¿Qué sucedería si aplicáramos el principio de similitud y la sumergiéramos en agua caliente?, pues que, al principio, el dolor aumentaría y poco después disminuirían tanto el dolor como las ampollas. 

Para la homeopatía, la enfermedad es la expresión del desequilibrio de la vitalidad y afecta por entero a la persona, tanto en su aspecto físico como mental. Todos somos conscientes de que cuando estamos enfermos nuestro estado de ánimo cambia y, en muchas ocasiones, algunas de nuestras características también, como sed, apetito, temperatura corporal, etc. Pues bien, desde la homeopatía consideraremos recuperado el estado de salud, no solo cuando desaparezcan los síntomas físicos, sino cuando se restablezcan todas la características que teníamos antes de caer enfermos, incluido nuestro estado de ánimo. 

La homeopatía se basa en 8 principios:

1. Vix Medicatrix Naturae: fuerza autocurativa de la naturaleza que mantiene la integridad del individuo.
2. Similia Similibus Curentur: lo similar se cura con lo similar
3. Esperimentación pura: es el estudio de  los síntomas que provoca una sustancia y la demostración de su capacidad curativa. 
4. Individualidad morbosa: cada ser vivo sufre/ enferma de un modo particular.
5. Individualidad medicamentosa: es la prescripción de un medicamento individual según los síntomas que desarrolla cada enfermo. 
6. Fuerza Vital: es la energía de la persona que rige las funciones de cada ser y le mantiene con vida. 
7. Dosis mínima: se refiere a las dosis en muy bajas concentraciones para lograr ese estímulo integral. 
8. Miasmas. Enfermedades crónicas: la herencia y las tendencias individuales a sufrir cientos padecimientos.